Calcio, potasio y nitrógeno son los macronutrientes más importantes que requiere una huerta. Es importante que existan cantidades importantes de calcio en el interior del árbol para apoyar un crecimiento sano. Mientras solo una pequeña proporción del calcio termina en el fruto, esa pequeña cantidad es importante y crítica e imprescindible para disminuir problemas de calidad durante el almacenaje.
Una proporción significante de nitrógeno se consume temprano en la temporada para sostener buen desarrollo vegetal, floración y cuajado. Nitrógeno en exceso aplicado más tarde, puede tener efectos adversos en la calidad del fruto. Como resultado, es una práctica común aplicar nitrógeno en dos fases de desarrollo. Primero en el otoño terminando la cosecha, para impulsar buenas reservas en el árbol para su nueva movilización posterior para apoyar floración, cuajado y desarrollo foliar temprano en primavera. La segunda aplicación se hace cuando los árboles florean, para asegurar desarrollo de frutos y follaje más tarde en la primavera y en verano.
La principal absorción de potasio ocurre más tarde que la de nitrógeno, siendo un impulsor clave para el rendimiento pero también con influencia sobre el dulzor del fruto. Fósforo es requerido en cantidades relativamente pequeñas, pero es importante durante periodos de nuevo crecimiento de tejido vegetal – o sea cuando nuevas raíces y flores se forman y durante la división celular en los frutos en desarrollo terminando la floración.
Magnesio es importante para asegurar un crecimiento bueno, pero a niveles relativamente bajos. Tiene una función crítica en el desarrollo foliar y buena floración con un mínimo de caída de los frutos.
De los micronutrientes, las necesidades son muy pequeñas pero indispensables para apoyar buen crecimiento. Boro, cobre, manganeso y zinc son elementos claves en los frutos de pepita.
Boro y Zinc tienen una función crítica en el desarrollo de la yema, la floración y el cuajado, y son los micronutrientes más aplicados.