Nitrógeno, calcio y potasio son los que más se consumen por los frutales de hueso. Grandes cantidades de calcio son necesarios para apoyar una buena producción frutal. La mayoría se absorbe durante las tempranas fases de desarrollo. Como resultado, la remoción anual por el cultivo es alrededor de 0.25 kg/t de fruta, y los guindos son los frutales de hueso con más requerimiento de calcio.
Nitrógeno es fundamental para impulsar desarrollo temprano de árbol, hojas y fruto, y huertas de frutales de hueso contienen más de 200 g de N/árbol. Remoción de nitrógeno en frutales de hueso es más alto que calcio con hasta 1.5 kg de N por tonelada de frutos por año. Una práctica común es aplicar nitrógeno a dos estadios de desarrollo. Primera aplicación de N se hace durante la floración primaveral para sacar el máximo del cuajado y luego el crecimiento de fruto y hojas durante el verano. La segunda se hace en el otoño después de la cosecha para maximizar las reservas en el árbol.
La máxima absorción de potasio ocurre más tarde que las de nitrógeno y calcio, y tiene su pico durante el llenado del fruto. Potasio es un propulsor importante para la producción de frutos y es crítico para la calidad, sobre todo la dulzura.
Los albaricoques son particularmente responsivos y requieren cerca de 3 kg K/t de frutos, aproximadamente 1 kg K/t más que cerezos o ciruelos. Los frutales de hueso requieren relativamente bajas cantidades de fósforo y su absorción es constante durante la temporada. Normalmente los suministros del mismo suelo satisface las necesidades, pero durante épocas de fuerte demanda puede ser necesario aplicar por vías de fertirrigación, foliar o directo al fruto. Magnesio y azufre son importantes para mantener un buen desarrollo, pero la remoción es baja con menos de 0.2 kg/t de fruto.
Las cantidades de micronutrientes necesarias para satisfacer producción y calidad son menores, pero el equilibrio entre ellos es importante. Los micronutrientes que en más cantidad se requieren son hierro, boro, zinc y manganeso.
Boro y zinc son particularmente importantes para floración y cuajado del fruto. Cobre, necesario en cantidades pequeñas, es importante para la calidad de la piel, y minimiza agrietamientos de los frutos.
Un análisis del suelos se usa para conocer la disponibilidad de nutrientes que puedan apoyar el crecimiento del árbol. Es particularmente importante conocer niveles de fósforo y potasio, igual que el pH.
Análisis foliar se usa más para dar una imagen actualizada del estatus de nutrientes a un estadio especifico de desarrollo. El nivel de nutrientes varía de acuerdo con la capacidad del árbol de reciclar o movilizar los nutrientes durante el ciclo anual de crecimiento. Como consecuencia de la variación temporal, las muestras se deben de toman en ciertos momentos del ciclo, tradicionalmente durante el verano mediano o tardío.
Al tomar muestras foliares, es importante tomarlas de la misma sección del árbol, normalmente a mitad del brote nuevo de la temporada actual, asegurando así consistencia en muestreo de toda la huerta y para analizar tejido nuevo.